Actualmente, nuestra dieta se enriquece constantemente con la llegada de nuevos alimentos. Este hecho, se atribuye a la creciente globalización, la diversidad étnica y la búsqueda de nuevas fuentes de nutrientes, siendo estos los principales impulsores de la evolución de nuestra alimentación.

A lo largo de la historia, diversos tipos de alimentos, ingredientes o métodos de producción alimentaria han encontrado su camino de entrada en Europa desde todos los rincones del mundo. Entre las incorporaciones más recientes se encuentran las semillas de chía, alimentos basados en algas, la fruta del baobab y la uchuva (physalis).

De acuerdo con la regulación de la Unión Europea (Regulation (EU) 2015/2283), cualquier alimento que no haya sido consumido “significativamente” antes de mayo de 1997 se considera un alimento “novel food”. Esta categoría abarca nuevos alimentos, alimentos de nuevas fuentes, nuevas sustancias utilizadas como ingredientes, así como nuevas formas y tecnologías para producir alimentos. Así pues, la innovación en la alimentación no solo se refiere a la diversidad de ingredientes, sino también a las formas en que se producen los alimentos. De esta forma, la introducción de tecnologías emergentes en la industria alimentaria ha permitido nuevas formas de abordar la producción de alimentos, ampliando las posibilidades de nuestra dieta.

La búsqueda de nuevas fuentes de nutrientes y experiencias gastronómicas únicas impulsa la introducción de estos alimentos novedosos en nuestra dieta diaria. La adaptabilidad y la apertura a la diversidad alimentaria no solo enriquecen nuestras mesas, sino que también reflejan la naturaleza dinámica de la industria alimentaria en constante innovación.